ZERO WASTE

Aloha poké cada vez más cerca del residuo cero

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Desde Aloha Poké nos preocupamos por nuestro planeta, por eso, además de basar nuestra carta en alimentos de cercanía y de temporada, hemos decidido emprender nuestro camino hacia un estilo de vida consciente y pausado, transformando nuestra experiencia en el local en una cercana al residuo cero, siguiendo la corriente #ZEROWASTE.

De este modo, nuestros bowls en restaurante ya nunca volverán a ser desechables, sino que ahora serán de melamina, un material de aspecto similar a la cerámica pero cuya durabilidad y vida útil es infinitamente más prolongada. De esta forma nos aseguramos no seguir formando parte de un sistema de consumo lineal basado en la producción y el desecho; sino en uno circular, donde reducir, reutilizar y reciclar son piezas claves del engranaje de la sostenibilidad.

Corriente #zerowaste

El estilo de vida “Residuo Cero” o “Zero Waste” es una tendencia que más y más personas adoptan para combatir el derroche de recursos. El objetivo principal es lograr un ciclo de vida de los recursos que no envíe basura al vertedero o al incinerador. Al adoptar el estilo de vida de residuo cero, los consumidores son capaces de ahorrar dinero y construyen un estilo de vida saludable, ya que sólo compran lo que se necesita, mejoran su dieta y se mueven a pie y en bicicleta como alternativas de transporte. Además, caminan hacia la sostenibilidad, mejoran la vida útil de los productos, mitigan la contaminación ambiental, combaten el calentamiento global, reducen la carga de los vertederos e incineradores y reducen la huella ecológica.

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Los principios de un estilo de vida sin desperdicios son simples, consisten en el rechazo de los productos de usar y tirar, la recogida selectiva y la reducción de la producción de residuos. Para la prevención de residuos, se sugiere al consumidor que adquiera sólo los bienes necesarios y elimine el uso de productos de usar y tirar. La industria y las empresas deben poner a la venta productos con una vida útil prolongada y fácilmente reparables (como es el caso de nuestros nuevos bowls de melamina) usar materiales reciclados y envases mínimos y reciclables para eliminar los residuos (como es el caso de nuestros bowls take away de PLA, material vegetal biodegradable y 100% compostable). La recogida selectiva es una estrategia para categorizar diferentes componentes tales como materiales reciclables, desperdicios de alimentos, etc. para lograr cerrar el ciclo de vida de recursos y aumentar la tasa de reciclaje. Por otra parte, la reducción de los producción de residuos consiste en eliminar progresivamente los residuos no reciclables y reutilizables.

¿Y para el envío a casa?

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Nuestros bowls para envío por delivery o take away son de PLA, el material desechable más sostenible. El PLA es un termoplástico que se obtiene a partir de residuos vegetales reciclados (procedentes de maíz, yuca, madioca o caña de azúcar) en lugar de aceite de petróleo. Es un material de apariencia idéntica al plástico, sin embargo es 100% biodegradable y compostable.

Nuestro PLA es el material más sostenible e innovador que destaca por su máxima calidad. Entre sus compuestos no se usan derivados del petróleo, sino que se genera por polimerización del ácido láctico procedente de la fermentación de azúcares derivados de residuos vegetales. Y, a diferencia de otros materiales, no desprende olores incómodos, por lo que es ideal para uso gastronómico.

El problema del plástico

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Los plásticos han tomado la Tierra. Su creciente producción y uso amenazan con contaminar cada rincón del planeta, especialmente los mares, destino final de muchos de ellos, donde perjudican seriamente la salud de los ecosistemas acuáticos y la supervivencia de las especies que los pueblan. Los podemos encontrar en la playa, en las rocas, flotando en el agua e incluso en las zonas más profundas. Desde el Ártico hasta la Antártida, en zonas pobladas y en islas deshabitadas. Cada año, los mares y océanos son receptores de hasta 12 millones de toneladas de basura.

La situación mundial es dramática, más aún teniendo en cuenta que la producción de plásticos se acercará en 2020 a los 500 millones de toneladas (un 900% más que en 1980).

Estas cantidades, su fácil dispersión y su lento proceso de degradación convierte al plástico en el enemigo número uno de mares y océanos. Su uso es un problema asociado a los modos de consumo, ya que la mayoría se emplean para envases de un solo uso. España es el quinto mayor productor de la UE.

Particularmente perjudiciales resultan los microplásticos, fragmentos inferiores a 5 mm que pueden venir de la rotura de trozos grandes o haber sido fabricados directamente así, como es el caso de las microesferas presentes en productos de higiene y limpieza como exfoliantes, pastas de dientes o detergentes. Se calcula que cada bote de 100ml puede contener entre 130.000 y 2,8 millones de estas diminutas bolas de plástico que llegan al mar a través del desagüe, porque su tamaño tan reducido hace que no queden atrapadas por los filtros de las depuradoras. Estudios recientes han observado que los animales marinos están ingiriendo estos microplásticos, lo que está provocando bloqueos gastrointestinales y alteraciones en sus patrones de alimentación y reproducción. Pero no se queda ahí: hay evidencias de que se transfieren a lo largo de la cadena alimentaria y llegan hasta nuestros platos.

Y aún hay más, porque tanto los microplásticos como los macroplásticos tienen enormes impactos económicos y sociales. La basura acumulada en las playas afecta directamente a un sector turístico dependiente de la buena salud del litoral y el medio marino, mientras que las necesarias labores de limpieza causan enormes desembolsos de dinero público.

Nuestra solución: fuera plásticos y desechables

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Reducir el uso y el impacto que los plásticos tienen sobre los ecosistemas es responsabilidad de todos y todas, tanto de las administraciones públicas como de la ciudadanía. Sus efectos, aunque pueda parecernos imperceptible, es demoledor, extendiéndose desde el Ártico a la Antártida, y causan estragos en las especies marinas.

El uso del plástico es insostenible y es un claro ejemplo de los impactos de la cultura del usar y tirar. Por ello hay que ir al origen del problema y, en primer lugar, reducir la cantidad de plástico que se pone en circulación y después apostar por la reutilización. Ya hay un movimiento creciente de personas en todo el mundo que están apostando por un estilo de vida libre de plásticos de un solo uso.











Hugo Azumendi